Stalin tenía prevista la embestida final al corazón del III Reich el 21 de enero de 1945, por pedido de Churchill, para alivianar el frente occidental, finalmente dio la orden de atacar el 12 de enero.
Breslau
Ciudad ubicada en la Baja Silesia, a orillas del río Oder, sus inicios se debieron a la erección de un castillo por parte del rey bohemio Wratislaw en el siglo X, en 1241 recibió un ataque de los mongoles y a partir de ese momento hubo una intensa colonización alemana.
En el siglo XV Polonia y Bohemia disputaron la posesión de Silesia y Breslau, cuestión decidida a favor de esta última, por lo que Breslau pasó a formar parte del Sacro Imperio Romano Germánico, del que Bohemia formaba parte como posesión de la Casa de Austria.
Esto se mantuvo así hasta el siglo XVIII, cuando Federico II de Prusia, arrebató a Austria toda Silesia incluida Breslau, convirtiéndola en la capital de Silesia.
En Breslau en 1813 se inicio el alzamiento prusiano contra el dominio napoleónico.
En la primera mitad del siglo XIX, Breslau florece como una importante ciudad de Alemania, debido a su pujante industrialización y desarrollo comercial, pasó de tener 90.000 habitantes a 600.000, debido a sus recursos energéticos, materias primas y al trabajo de sus habitantes.
Cuando terminó la I guerra mundial, Alemania se vio obligada a ceder la parte más rica de Silesia a Polonia, lo que trajo las consabidas tensiones de entreguerras entre Alemania y Polonia
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El vendaval rojo
Hasta enero de 1945, Breslau se mantuvo al margen de los bombardeos, que eran más que nada en el oeste, por lo que mantuvo una gran industria bélica y recibió a miles de refugiados.
En agosto de 1944, Adolf Hitler ya había decidido convertir a varias ciudades del este de Alemania, en fortalezas, nombrándose al teniente general Krause, comandante de la fortaleza de Breslau.
Empezada, como dijimos la ofensiva soviética el 12 de enero, para el 22, Breslau ya estaba cercada, el comandante ruso era Ivan Konev, con su primer frente ucraniano, que con cinco ejércitos rodeó la ciudad-fortaleza,
La zona meridional de la Alta silesia era defendida por el 17º ejército alemán, que solo disponía de siete endebles divisiones, unos cien mil hombres, para defender un frente de 120 kilómetros, en la región industrial, en que se hallaban las minas y fábricas más importantes que quedaban en el III Reich, de hecho el Ruhr ya se había perdido.
Kóniev recibió la orden de Stalin de conquistar la zona en forma intacta en lo posible.
Kóniev empezó con una maniobra de envolvimiento, de tal manera que Schörner, jefe del grupo A de ejércitos, ante la gravedad de la situación, ordeno el repliegue. El mariscal de campo telefoneo al Führer y le comunicó; “Si no nos retiramos, perderemos todo el ejército….Vamos a retroceder en dirección al Óder”. Hitler, en forma contraria a lo que hacía habitualmente, acepto el pedido de Schörner, tenía en gran consideración a este, por su fidelidad y fanatismo, por lo que confió en su palabra.
Mientras tanto, Breslau era defendida por un variopinto ejército de Volksstrum, juventudes hitlerianas, Waffen SS, la 269 división de la Wehrmatch, paracaidistas, personal de las fábricas de armamento y toda persona capaza de empuñar un arma, con un total de 45.000 defensores, de estos había 38 batallones del Volksstrum con un total de 15.000 miembros
La lucha se desarrollo casa por casa, al estilo Stalingrado, los defensores colocaron barricadas en las calles, como por ejemplo tranvías, o dinamitaban las casas o edificios situados en las intersecciones, para imposibilitar el avance soviético.
El norte y este de la ciudad fueron desalojados los civiles por la fuerza, debido a que sería el lugar de entrada de los rusos, estos actuaron con lanzallamas, contra los nidos de ametralladoras alemanes.
La población de Breslau fue suministrada en forma aérea desde la ciudad de Dresde, con aviones ju-52, además se había almacenado carne de cerdo en los frigoríficos, para soportar el asedio.
Finalmente los soviéticos no realizaron el asalto final, sino que con la artillería bombardearon constantemente a Breslau, de tal manera que el 70 % de la ciudad, quedó destruido.
Como el ejército soviético tomó el aeropuerto, el general Niehoff, ordenó la construcción de uno nuevo, que se realizó bajo el fuego ruso, costando la muerte de 1300 trabajadores, tenía 300 metros por 1 kilómetro de longitud, pista que finalmente nunca fue usada, salvo por el Gauleiter Karl Hanke, cuando el destino de Breslau estaba sellado y huyó en un Fieseler storch.
El sufrimiento de los civiles
Si algo había quedado enraizado en la conciencia de los alemanes, fue la masacre de Nemmersdorf, el 22 de octubre de 1944, aldea cerca de Könisnberg, en Prusia Oriental, donde el ejército rojo cometió diversas bestialidades y tropelías, como matar niños, violar mujeres y matarlas, matar ancianos y todo lo que tuviera vida.
Cuando se corrió la voz que el ejército rojo se acercaba a Breslau, cundió el pánico, pero el gauleiter Karl Hanke se negó a evacuar, recién dio el permiso el 19 de enero.
La provincia de Silesia contaba con 4.718.000 personas, 1.600.000 huyeron hacia los Sudetes, otros 1.600.000 hacia el oeste, sin salir de Alemania, y los restantes 1.500.000 fueron incapaces de huir a la llegada de los comunistas.
Tanto en la Alta como en la baja Silesia, desde 1944 había programados planes de evacuación, pero por razones de moral y propaganda, cuando se quiso realizar se hizo tarde y mal.
Al avanzar tan rápido los soviéticos, quedaron cortadas las vías ferroviarias, la evacuación se realizó a pie, en pleno invierno, con la mortandad que tuvo como consecuencia tal dislate.
Al este del Óder, se evacuaron 700.000 personas, pero en la localidad de Striegau a 50 kilómetros al suroeste de Breslau, no pudieron huir 15.000 personas, que sufrieron toda la furia del Ejército Rojo. Cuando la Wehrmacht recuperó Striegau en marzo de 1945, encontró una ciudad adoquinada de cadáveres.
Según la crónica de un trabajador polaco forzoso:
“Las atroces noticias aumentaron el miedo. Llegaban historias de asesinatos de ancianos y hombres que helaban la sangre en las venas. Se decía que violaban a mujeres de todas las edades, que cortaban los pechos de madres recientes, que rajaban el vientre de las embarazadas y les arrancaban del cuerpo a los nonatos. Se hablaba de que llenaban pozos profundos con cuerpos de personas vivas, que les saltaban los ojos con bayonetas o les cortaban la lengua, que llevaban a los alemanes como ganado a graneros o casas donde los quemaban vivos, que a los milicianos (Landsturm) que capturaban los llevaban al cautiverio con tanques o camiones pesados y la gente contaba muchas cosas más que daban escalofríos”.
O sea que Breslau se vio invadida por gente que venía del este del Óder,
Luego la huida en masa de la misma Breslau, en carros de granjeros tirados por caballos o bueyes, carretillas, prisioneros extranjeros; rusos, franceses, serbios, con pequeños trineos en los que cargaban su equipaje, la temperatura fue en ese momento de 13/15 grados bajo cero, de resultas morían los niños, que eran abandonados en las cunetas. Se calcula haberse encontrado 90.000 cadáveres en las cunetas de las rutas al oeste.
Los pocos trenes que parte de Breslau son epicentro de escenas terribles, entre 60 y 70 niños murieron en la estación central, aplastados por la gente, desesperada por huir de Breslau.
Hubo un gran resentimiento de la población que huyó, contra algunas autoridades nacional socialistas, por lo tardío de la evacuación y porque varios dirigentes se pusieron a salvo ellos y sus familiares.
Para sumar más a lo trágico de los refugiados, muchos fueron a parar a la ciudad de Dresden, donde entre el 13 y 14 de febrero fue bombardeada brutalmente por la RAF, encontrando finalmente la muerte en el oeste, donde creían estar a salvo. Hitler evaluó la perversión aliada, pues Himmler en ese momento estaba preparando al ejército para un contra ataque, en Prusia, con mucho movimiento de tropas, sin ser molestado por la aviación; el comandante Harris, prefirió destruir una ciudad de evacuados.
Capitulación
Cuando Breslau capitula el 6 de mayo de 1945, una semana después que Berlín, estallaron incendios por toda la ciudad durante días, que se cobraron cientos de edificios y tesoros culturales que habían sobrevivido al terrible asedio.
El día 11 se declaró un grave incendio en la “Isla de la Arena” de la ciudad, que en apariencia empezó en el Instituto de Europa de este y se extendió a las grandes iglesias circundantes, el 17 estalló un incendio en la iglesia de María Magdalena del casco antiguo de la ciudad, que destruyo la decoración interior una de las torres de la iglesia y la campana que tenía 500 años de antigüedad y se fundió al caer.
En Liegnitz uno de los primeros colonos polacos en llegar describió:
“Una ciudad rica e inmensa vacía de gente. Limpia casi endomingada… La ciudad estaba abierta… uno podía apropiarse de un piso, una villa, un bloque de pisos dejado atrás por un médico, un banquero, un general. También podía prender fuego a una casa.
Esta prosperidad de la que uno podía tomar tanto como quisiera y que aún así, tenía el proverbial valor de los diamantes en el desierto, volvía loca a mucha gente… Hasta yo, que venía de la familia de un médico, a veces perdía el sano sentido común a la vista de esos objetos reunidos a lo largo de los siglos: que no iban a sentir unos pobres que procedían de casa en sótanos y cabañas de barro y que en toda su vida habían conocido el trabajo duro y unos ingresos escasos.
“Ellos (los soldados soviéticos) lanzaban a la calle objetos de lujo desde el último piso por diversión. Pantallas de lámpara, jarrones de cristal, orinales de cerámica. Todo se despedazaba al chocar contra el asfalto. Sillas, sillones y todo lo que cayera en sus manos salía volando por los aires. Y cuando arrojaban un clavicémbalo desde un balcón… ¡qué última nota emitía al estrellarse contra la calle!”
Karl Hanke, el gauleiter de Breslau huyó, el nombrado sucesor de Heinrich Himmler los últimos días del Reich, amante de la mujer de Joseph Goebbels, terminó sus días en las Sudetes, con uniforme de las SS sin graduación, no siendo reconocido. Fue muerto el 8 de junio de 1945 cuando intento huir del campo de prisioneros en que se hallaba.
Murieron en el sitio de Breslau 170.000 civiles, 6.000 militares alemanes y 7.000 soviéticos, fue una lucha corta pero intensa y con muy poco resistieron a la inmensa maquinaria rusa, constituyendo otra historia de muerte y sufrimiento de la II Guerra Mundial.
Material Gráfico.
Ayer y hoy de la calle Elbin, llena de prisioneros alemanes.
Defensores de Breslau pertenecientes a las Juventudes Hitlerianas.
Klecina fue uno de los primeros barrios en caer bajo manos rusas.
Cara sur del ayuntamiento.
Tropas soviéticas en la calle Scharnhorst.
Última arenga del Gauleiter Hanke, proclamando la victoria de la ciudad. Después de huir en avión fue apresado por los checos y ejecutado.
Prisioneros alemanes.
Edificios derrumbándose en la calle Garten.
Vista fantasmagórica de Breslau.
Un día después de la rendición. Las calles estaban atestadas de cadáveres.
Montañas de cascos en las calles.
Foto tomada en el sur de la plaza Hindenburg.
Huida desesperada.
Vista de la ciudad.
Artillería rusa disparando contra la ciudad.
Los habitantes de Breslau fueron evacuados, pero sólo en parte.
Vista general de la ciudad en febrero del 45.
Lucha en las calles. Soldados soviéticos abriendo fuego.
Una vez la ciudad fue declarada como "Festung", se procedió a intensificar la propaganda,
para animar a los defensores en su deber.
Cartel de propaganda:
"Der Panzer schreck bist du! Wenn du die Panzerfaust gebrauchst."
¡El terror de los tanques eres tú, si usas el Panzerfaust!
Miembros de las Volkssturm armados con panzerfaust.
Curiosas imágenes tomadas desde dentro de un vehículo,
que circula a través de la ciudad destruida.
Como se ve en las imágenes, los tranvías servían de barricadas.
Eso eran las defensas para defenderse del ejército más poderoso del mundo.
Soldados preparando cargas explosivas.
Para defenderse del avance del Ejército Rojo, se volaron muchas casas, sin ninguna consideración por las personas que allí vivían, por orden del Gauleiter.
Secuencia de la voladura de dos viviendas.
Explosión de un obús soviético en plena vía pública.
La difícil tarea de la identificación de cadáveres, en busca de seres queridos.
Muerte y más muerte. Hasta el último hombre...
Mientras los defensores caían, Karl Hanke ordenaba construir un aeródromo para poder escapar del cerco soviético.
La desolación se extiende hasta donde abarca la vista.
Los civiles fueron los más perjudicados durante el asedio de la ciudad.
El cazador cazado.
A pesar de no estar permitido, muchos se rindieron a los rusos.
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