La división Azul



La noticia de la invasión alemana de la Unión Soviética tuvo un gran impacto en España. En la mañana del 24 de junio de 1941, apenas transcurridos dos días desde que las tropas del Tercer Reich cruzaran las fronteras del antiguo Imperio Zarista, millares de personas se lanzaron a las calles de Madrid demandando el envío de voluntarios para combatir a la Rusia de Stalin. Los manifestantes se concentraron en la Plaza de Callao para iniciar una marcha hasta la confluencia de la Avenida de José Antonio con la Calle Alcalá donde se encontraba la sede de la Secretaría General del Movimiento. Desde uno de sus balcones Serrano Súñer, Ministro de Asuntos Exteriores y Presidente de la Junta Política de Falange, pronunció su famoso discurso contra Rusia: 
"Camaradas, no es hora de discursos; pero si de que Falange dicte en estos momentos su sentencia condenatoria: ¡Rusia es culpable!., culpable de nuestra Guerra Civil. Culpable de la muerte de José Antonio, nuestro fundador Y de la muerte de tantos camaradas y tantos soldados caídos en aquella guerra por la agresión del comunismo ruso. El exterminio de Rusia es exigencia de la historia y del porvenir de Europa..." 
Dos días antes el embajador alemán en España Von Stohrer se había entrevistado con Serrano Súñer para comunicarle los motivos que habían llevado a su Gobierno a tomar la decisión de invadir la Unión Soviética. Nada más conocer la noticia, el ministro español se trasladó al Palacio del Pardo para informar a Franco del nuevo giro que había tomado la guerra. El General captó inmediatamente las ventajas que el hecho ofrecía. Tras la visita Serrano Súñer informó a Stohrer de los deseos del Caudillo de enviar una fuerza expedicionaria a Rusia. 



UNA POLÍTICA EXTERIOR VACILANTE 
El rasgo más destacado de la política exterior española durante la Segunda Guerra Mundial fue su carácter vacilante. 
El 4 de septiembre de 1939 el Gobierno decretaba la neutralidad del país ante el conflicto que acababa de estallar. "Constando oficialmente el estado de guerra que por desgracia, existe entre Inglaterra, Francia y Polonia de un lado, y Alemania, de otro, se ordena, por el presente decreto la más estricta neutralidad a los súbditos españoles, con arreglo a las leyes vigentes y a los principios del derecho público internacional." 
Sin embargo, esto no impediría que los medios de comunicación fueran decididamente proclives a las fuerzas del Eje o que las costas españolas sirvieran en casos excepcionales de refugio a los submarinos alemanes. Pocos meses después, el 12 de junio de 1940 la neutralidad era abandonada para adoptar una posición de "no beligerancia" fórmula jurídica también utilizada por Italia antes de su entrada en la guerra. Este cambio producido en la política exterior española venía determinado por el curso de los acontecimientos bélicos. En pocas semanas el Ejército francés al que se consideraba el más poderoso del viejo continente había sucumbido ante la arrolladora fuerza de la Blizkrieg alemana. Ahora parecía más probable que nunca que la guerra se saldaría con el triunfo de las armas germanas. España tenía que buscar su lugar en la conferencia de paz al lado de los vencedores si quería participar en el reparto de final de guerra. Por eso, días antes de la declaración de no beligerancia el 3 de junio de 1940 Franco había escrito una carta al Führer en la que afirmaba estar dispuesto a prestarle en cualquier momento los servicios que considerara más necesarios. Esta era la primera vez que se planteaba seriamente la posibilidad de intervención española en el conflicto, además no se debía a ninguna presión alemana o italiana, se trataba de una iniciativa del propio Franco. En efecto, el interés de Alemania por España hasta ahora se había limitado al estricto carácter comercial. La Península Ibérica todavía no jugaba un papel destacado en los planes militares de Hitler De momento los intereses del Führer se centraban en las islas británicas. 
Tras la caída de Francia, a Hitler sólo le restaba acabar con la resistencia de los británicos para consolidar la posición de supremacía que había alcanzado en el viejo continente. Sin embargo, antes de continuar combatiendo contra ellos prefería alcanzar una paz negociada. El 19 de julio de 1940 el Führer planteó a los ingleses su oferta. Varios días antes, como supuesto gesto de buena voluntad, había ordenado la desmovilización de 35 divisiones. El recién nombrado Primer Ministro británico, Winston Churchill rechazó el ofrecimiento. Los ingleses estaban decididos a continuar la guerra hasta el fin. 
La negativa de Churchill hizo que los alemanes pusieran en marcha su plan de invasión de las islas. La operación denominada "León Marino" se basada en una acción conjunta entre la Aviación y la Marina de Guerra alemanas: tras el dominio del espacio aéreo inglés entraría en acción la kriegmarine cuyos efectivos se encontraban acantonados al sur del Canal de la Mancha. A inicios de julio de 1940 comenzaron las primeras incursiones de la Luftwaffe sobre las islas pero muy pronto los anglosajones demostraron que no eran una presa fácil. Antes de que acabara el mes el Alto Mando alemán decidió posponer la invasión. Es en este momento cuando España cobra un nuevo interés para Hitler. 
Muy poco era lo que podían ofrecer las Fuerzas Armadas españolas. Más que un aliado el Ejército de Franco podía significar una carga para Alemania; estaba mal armado y equipado y necesitaba de varios años de preparación para ser operativo. No obstante, la extraordinaria situación estratégica de la Península Ibérica desempeñaba un papel importante en los planes del canciller alemán para acabar con Inglaterra. Sobre todo le interesaba Gibraltar, punto esencial en la estrategia del Imperio Británico que junto a Creta, Chipre y Alejandría aseguraba el aprovisionamiento marítimo de las posesiones británicas en África. 
La importancia que los alemanes ahora atribuían a España llevaría a Ribbentrop, siempre bajo las directrices de Adolf Hitler, a telegrafiar al embajador alemán en Madrid a fin de que éste preparara las conversaciones que posibilitaran el pronto ingreso de España en la guerras. A partir de ese momento los contactos entre ambas partes se intensificaron. 
El 16 de septiembre Serrano Súñer, Ministro de la Gobernación, llegó a Berlín para negociar con Ribbentrop las condiciones de entrada de España en la guerra. A cambio se pedían importantes concesiones. Los españoles no sólo solicitaban armas, gasolina y alimentos en grandes cantidades; también demandaban Gibraltar y una serie de territorios situados al norte de los Pirineos (el Rosellón) y en África en particular estaban interesados en el Marruecos francés. Peticiones tan desorbitadas no sorprendieron a los alemanes pues ya les habían sido expuestas en anteriores contactos. Hitler en modo alguno estaba dispuesto a aceptarlas Alemania también necesitaba gasolina y armas para su esfuerzo de guerra; este material se podría entregar a los españoles pero no en las cantidades solicitadas. Por otro lado, el plan de toma de Gibraltar no justificaba la cantidad de recursos que Franco solicitaba a través de su Ministro de la Gobernación. Asimismo, los alemanas no podían comprometerse a la entrega del Marruecos Francés si contar con Vichy. Las autoridades de la Francia ocupada habían demostrado ser un buen aliado del Reich y Hitler no estaba dispuesto a lesionar su amistad. 
La falta de entendimiento entre las partes llevó a un encuentro directo entre el Caudillo español y el Canciller alemán. El 23 de octubre de 1940 ambos mandatarios se reunían en Hendaya. La entrevista que mantuvieron por espacio de nueve horas era una continuación de las posturas adoptadas en Berlín, por lo que, como señala Tussel, al viaje de Serrano a Alemania en septiembre de 1940 hay "que atribuirle una importancia mucho mayor que a la conversación de Hendaya sobre la que pesa un exceso de mitificación". En la reunión pese a que Franco mantuvo sus demandas, el Fhürer consiguió arrancar de éste la firma de un protocolo secreto. Dicho documento suponía para España el abandono de la no beligerancia, puesto que el Caudillo se comprometía a entrar en la guerra al lado de Alemania si bien, no se precisaba la fecha exacta. En los meses siguientes los alemanes trataron de convertir en efectivo el compromiso español hostigando a Franco para que aceptara el 10 de enero de 1941 como fecha viable para la entrada de España en la conflagración mundial. Pero el Gobierno español siempre respondió con evasivas que provocaron la indignación de Hitler, quien decidió situar a Franco ante la tesitura de lo que algunos consideran un ultimátum. 
Llegados a este punto conviene que reflexionemos sobre la actitud mostrada por España en todo este asunto. 
Según algunos historiadores, hostiles en su mayoría a la figura del Caudillo; a mediados de 1940 Franco estaba decidido a intervenir en la guerra, "pero quería hacerlo en el momento oportuno y obtener a cambio jugosas contrapartidas. Implicar a la Península Ibérica en el conflicto en el momento adecuado significa que el Caudillo no quería arriesgarse a entrar en el conflicto hasta que éste estuviese decidido, es decir hasta que los alemanes dieran claras muestras de que podían derrotar a los ingleses". Tras la caída de Francia y el inicio de las acciones contra las islas británicas Hitler parecía controlar la situación lo que inmediatamente aprovecharon las autoridades españolas para plantear su oferta de entrada en la guerra. Sin embargo las dificultades derivadas de la puesta en marcha de la "Operación León Marino" demostraron que la resistencia anglosajona era difícil de vencer, lo que llevó al autócrata a permanecer a la espera. 
Por otro lado Franco quería, en caso de intervenir, convertir la entrada en la guerra en algo rentable para España. Esperaba poner bajo el control de España el norte de África gracias a la ayuda alemana. En este sentido el Protocolo de Hendaya no aportaba unas contrapartidas claras puesto que la cesión de los territorios africanos, principal demanda española, quedaba supeditada a un futuro acuerdo que se firmaría tras la derrota británica y en el que también intervendría Francia. Franco esperaba la rectificación alemana en este punto. 
Existían igualmente problemas de orden interno. El pueblo español estaba hambriento y la Armada Real británica "controlaba los mares por los que pasaban los cereales y el petróleo vitales para la economía española". Mientras Alemania no garantizara estos suministros difícilmente podía entrar el país en guerra. Además, la opinión publica española, en la que se incluían buena parte de los generales no veía con buenos ojos la entrada del país en una nueva guerra. 
Por tanto, En junio de 1941 Franco se encontraba en una difícil situación, por eso cuando Serrano Súñer le informó de la invasión alemana de la Unión soviética captó inmediatamente las ventajas que el hecho podía aportarle. El envío de una fuerza expedicionaria a Rusia serviría para ganar tiempo y aligerar la presión que los alemanes ejercían sobre España. De hecho éstos vieron en la División Azul el primer paso en una entrada gradual de la Península Ibérica en el conflicto. No tardarían en percibir que estaban equivocados. 

LA DIVISIÓN AZUL. 
El nombre oficial de la unidad era DIVISIÓN ESPAÑOLA DE VOLUNTARIOS y recibió el Numero 250 entre las divisiones de la Wehrmacht, pero fue conocida como DIVISIÓN AZUL por el color de las camisas de los falangistas que formaban la mayor parte de los voluntarios. 
Su primer Jefe fue el General Agustín Muñoz Grandes 
Muñoz Grandes nació en Carabanchel Bajo, Madrid, en 27 de enero de 1896. Se graduó en la Academia Militar de Toledo y recibió su primer mando en Africa, donde comenzo su larga relación con Francisco Franco. Durnate la Cruzada, Muñoz Grandes dirigió la IV Brigada de Navarra, con el grado de Coronel, En marzo de 1936, se unió a los generales Juan Barrón y Antonio Bautista en la ofensiva de Aragon como comandante del Cuerpo de Ejército de Urgel. 
En 1939, Muñoz Grandes fue nombrado Secretario General del Partido Unico. En su condición de militar Franco le tenía más confianza a él que a ningun civil, pero ocupó ese cargo sólo hasta 1940. 
En 1940 fue colocado al mando de la 22 Divisiíón de Infanteria estacionada frente a Gibraltar. Fue allí donde le alcanzó el nombramiento como Jefe de la nueva unidad recien formada. 


COMPONENTES DE LA DIVISIÓN AZUL.
La unidad fue compuesta a partir de voluntarios procedentes de las milicias de Falange, el estudiantado, los veteranos y encuadrada por oficiales de carrera que habían combatido en la Guerra Civil.
Debido al exceso de voluntarios, se presentaron sólo en Madrid diez veces más personas que las necesarias para cubrir las plazas previstas, se estableció un sistema de relevos que permitiera a la mayor cantidad posible de voluntarios servir en el frente. 

El Orden de Batalla cuando la División salió hacia Rusia desde el campamento de Grafenwohr era el siguiente.
· Estado Mayor Divisional. 189 miembros
· 262 Regimiento de Infanteria. 3.012.
· 263 Regimiento de Infanteria. 3.012.
· 268 Regimiento de Infanteria. 3.012.
· Grupos antitanque. 574.
· 250 Regimiento de Artilleria. 2.793.
· 250 Batallón de Reserva. 601.
· Grupo de cañones. 531.
· Grupo de señales. 511.
· Zapadores. 712.
· Servicio de Transportes. 1.034.
· Servicios administrativos. 257
· Servicio médico. 518
· Servicio veterinario. 237.
· Policía militar. 33.
· Correos militares. 18.
Un total de 17.046 soldados.


1941. EL PRIMER AÑO DE LA DIVISIÓN AZUL: CRONOLOGÍA.

· JUNIO, 24.- Discurso de Ramón Serrano Suñer en la Secretaria General del Movimiento en la que proclama ¡Rusia es culpable!
· JUNIO 25.- Editorial en ARRIBA de José Luis Arrese, pidiendo voluntarios para combatir a Rusia.
· JULIO 13.- Primer grupo de voluntarios sale de Madrid.
· JULIO 23.- Los primeros voluntarios reciben sus uniformes alemanes.
· JULIO 25.- Primera orden oficial del General Muñoz Grandes como Jefe de la 250 División de Infanteria de Línea de la Wehrmacht.
· JULIO 30.- Llegan a Berlín los primeros pilotos voluntarios de la Escuadrilla Azul, bajo el mando del Comandante José Angel Larrazábal.
· AGOSTO 1.-Juramento de fidelidad de los voluntarios al Fuhrer.
· AGOSTO 20.- Los voluntarios parten al Frente. En vez de ir al Frente en tren lo haran a pie para aprovechar el viaje como entrenamiento. :)
· OCTUBRE 15.- Primer despliegue de tropas.
· OCTUBRE 17.- Primer combate en las orillas del Rio Volkhov.
· OCTUBRE 17.- Primeras bajas cuando un proyectil golpea directamente un bunker. El primer oficial caido es el Capitán Isidro Navarro.
· OCTUBRE 24.- Primera felicitación oficial del Jefe del 16 Cuerpo de Ejército, General Bush.
· OCTUBRE 24.-Primera Cruz de Hierro de primera clase. Le es concedida al Coronel Martinez Esparza.
En los seis meses pasados desde que se presentó el primer voluntario la División Azul ha tenido 718 muertos, 1612 heridos y 86 desaparecidos.


LA ESCUADRILLA AZUL.
La Escuadrilla Azul fue agregada al 27 Grupo de Caza bajo el mando de un veterano de la Guerra Civil Española, Wolfram von Richtofen, que había dirigido la Legión Cóndor. La escuadrilla estuvo compuesta por diecisiete pilotos. Los capitanes: Arístides García López, Javier Allende Isaís, Carlos Bayo Alisandri; los tenientes: Alfonso Ruibal Sabio, Esteban Ibarreche Carriaga, Luis Alcocer Moreno, Ángel Mendoza Catrain, José Lacour Macía, Emilio O'Connor, Ricardo Chavarría, Javier Busquets, Manuel Kindelan, Abundio Cesteros García, Alfonso García Rodríguez y Demetrio Zorita Alonso.










LA FORMACIÓN DE LA DIVISIÓN AZUL 

Adoptada la decisión de enviar una fuerza expedicionaria a Rusia el siguiente paso lo constituyó su recluta. Los efectivos del contingente debían cubrir el equivalente a una división de infantería que recibiría el nombre de División Española de Voluntarios. El compromiso de los que se alistaran duraría mientras se sostuviera la "campaña contra el comunismo".
Al principio la Falange intentó convertir el hecho en una empresa propia, llegando incluso a plantear que los militares que desearan formar parte de expedición se alistaran en cualquiera de los Banderines de Enganche que la Secretaría General del Movimiento había ordenado abrir en distintos lugares de la geografía española a fin de reclutar contingente de voluntarios. No obstante las autoridades castrenses reaccionaron inmediatamente prohibiendo a los militares que se alistaran en organismos ajenos al Ejército. Sólo los voluntarios civiles, que en su mayor parte procedían de las Milicias de Falange, podrían alistarse en los Banderines de Enganche.
El anuncio del reclutamiento desbordó las previsiones. A los pocos días de su puesta en marcha, el embajador alemán comunicó a su gobierno que el número de los que habían acudido al alistamiento era cuarenta veces superior al requerido. Aún así, no todos los que se presentaron consiguieron ser aceptados. El candidato debía tener entre veinte y veintiocho años, reunir las condiciones físicas necesarias y demostrar su "solvencia política y social" con el fin de evitar posibles deserciones.
Finalizada la fase de reclutamiento los efectivos de la fuerza reclutada superaban los diecisiete mil hombres. El mando de la División se encontraba completamente en manos del Ejército. La jefatura se entregó al General Muñoz Grandes. Todos los Jefes eran militares profesionales. El 75% de los Oficiales y Suboficiales procedían del Ejército o de las academias militares, el resto venían de las Milicias de Falange. El personal del C.A.S.E., es decir, los especialistas, eran todos militares. Sólo en el caso de la tropa era donde la presencia de civiles constituía la nota dominante.


UNA DEUDA DE GUERRA 

Durante la Guerra Civil, al igual que la República recibió ayuda de la Union Soviética, Inglaterra y Francia; la España Nacional recibió ayuda material y humana del Tercer Reich con el fin de contrarrestar la que los soviéticos le prestaron a la República a gran escala. Sin embargo, no se trató de una ayuda desinteresada; el envío de la "Legión Cóndor" a la guerra de España iba a servir a los alemanes para probar sus nuevas armas y ensayar algunas de las tácticas que más tarde emplearían en la Guerra Mundial. Por otro lado, el coste del material bélico que Alemania entregó a los Nacionales debía ser reintegrado. Al término de la guerra el Gobierno del Reich intentó en varias ocasiones cobrar la deuda de guerra que con él había contraído España. Pero la lamentable situación económica en la que estaba sumida la nación lo hacía prácticamente imposible. La creación de la División Azul se convertiría muy pronto en una buena fórmula para saldar aunque de forma indirecta parte de la deuda.
En julio de 1941 mientras se reclutaba el contingente expedicionario una comisión militar española presidida por el Teniente Coronel Mazariegos se trasladó a Berlín para aclarar varias cuestiones relativas a la integración de la División Azul en la maquinaria de guerra alemana. Las conversaciones se celebraron en el Cuartel General del Ejército de la Reserva, donde los comisionados españoles fueron informados de que el Reich correría con todos los gastos de la División española. Estos gastos cubrirían el alojamiento, los suministros de todo tipo, el vestuario los sueldos y distintas gratificaciones. Los dos últimos conceptos eran los mismos que percibían los oficiales y soldados alemanes y se concretaban en cuatro puntos.
· A) El abono de los haberes correspondiente a cada empleo
· B) Las "gratificaciones de vestuario"
· C) Las "gratificaciones de campaña"
· D) Las "gratificaciones de frente"28
Sin embargo no se trataba de un acuerdo definitivo, quedaba todavía por definir como se efectuaría el abono de la primera partida.
Las partidas B, C y D no planteaban ningún problema ya que el pago de las mismas se realizaba en Marcos de Ocupación o en la moneda correspondiente al país ocupado. El problema se centraba en el primer concepto cuyo importe se saldaba en Reich Marks (RM) y según las normas del Ejército alemán, la moneda alemana no podía sacarse del territorio del Reich. Por eso, los haberes que percibían los militares alemanes destinados fuera de Alemania eran directamente enviados a sus familiares. El caso de los divisionarios españoles planteaba un problema añadido al encontrarse sus familias fuera del territorio alemán.
Finalmente en septiembre se alcanzó el Siguiente acuerdo: El Gobierno español abriría una cuenta a nombre del Ejército alemán en la que debía ingresar, en pesetas la cantidad mensual correspondiente a la primera partida. Por su parte el Gobierno alemán abriría otra cuenta a nombre del español donde iría contabilizando, en RM, los pagos que por dicho concepto efectuaba el primero. A la vez, estos pagos se irían descontando de la deuda que con él había contraído el Gobierno español.



PRIMERA ORGANIZACIÓN DE LA DIVISIÓN 
La plantilla de la División Azul se organizó siguiendo un esquema facilitado por la Embajada de Alemania en Madrid. Este esquema, que básicamente coincidía con el modelo divisionario tradicional en el Ejército español comprendía cuatro regimientos operativos de los que tres eran de infantería y uno de artillería. Además existía un cuarto regimiento de infantería que debía funcionar como Depósito de Reserva Fijo.
Esta plantilla coincidía perfectamente con uno de los varios modelos divisionarios que los alemanes emplearon durante la Segunda Guerra Mundial. En concreto se identificaba con el denominado "Modelo Antiguo de División de Infantería" que como sucedía con el organigrama de la División Azul, estaba compuesto por cuatro regimientos operativos más uno de reserva (Ersazt Regiment) establecido en Alemania y cuya finalidad era la de cubrir las bajas que se producían en el frente.
Por tanto, y frente a lo que habitualmente se considera cuando el Estado Mayor Central montó la plantilla divisionaria no lo hizo siguiendo el esquema de las divisiones españolas. Simplemente adecuó la organización del contingente expedicionario a la estructura y el funcionamiento del modelo divisionario que le facilitó la Embajada 

alemana. 





LA PLANTILLA DEFINITIVA 
La plantilla de la División tal y como había sido diseñada en España tenía carácter provisional. Cuando los expedicionarios llegaron al campamento de Grafenwöhr recibieron la noticia de que uno de los regimientos debía ser suprimido. Los alemanes habían decidido finalmente que la División Azul no tuviera su correspondiente Ersazt Regiment. La avalancha de voluntarios que inundó los banderines de enganChe cuando la División se reclutaba, debió hacer pensar al O.K.H. que la Península Ibérica constituía un inmenso regimiento de depósito. En realidad así fue, los "Batallones de Marcha" irían cubriendo las bajas que ocasionaban los muertos los heridos y los veteranos que regresaban a casa.
La noticia del exceso de regimientos hizo que cada uno de los coroneles temiera por el futuro del suyo sobre todo el Coronel Vierna que era el de menor antigüedad y como se sabe, ésta la consideramos en el Ejército como un grado. Finalmente, el General Muñoz Grandes decidió disolver el Regimiento Rodrigo. Sus integrantes, sin embargo, no fueron repatriados se distribuyeron entre las restantes unidades y su Coronel fue nombrado Jefe de la infantería divisionaria, lo que a su vez le convertía en segundo Jefe de la División.
La eliminación de uno de los regimientos no fue la única novedad que se introdujo sobre la plantilla original al quedar ultimado el organigrama definitivo de la División. En España el contingente expedicionario había sido oficialmente denominado como División Española de Voluntarios, nombre que los alemanes sustituyeron por el de División de Infantería 250 (Infanteríe División 250).
Los regimientos, que se conocían por el apellido de sus respectivos coroneles, también cambiaron su denominación. Así, al Regimiento Pimentel se le asignó el número el 262, y al Vierna y al Esparza los números 263 y 269 respectivamente. La composición de los regimientos de infantería no sufrió cambios sustanciales. Todos ellos mantuvieron el esquema de la plantilla original: una Plana Mayor y tres batallones.
Cada batallón, a su vez estaba formado por cuatro compañías (tres de infantería y una de acompañamiento con armas de apoyo) que entre los tres batallones sumaban un total de doce por regimiento. Existían, además tres compañías independientes de los batallones en cada regimiento: una de acompañamiento con cañones, la 13ª; otra de antitanques, la 14ª; y una tercera, la 15ª; compuestas por tres secciones (zapadores, ciclistas y transmisiones). Estas compañías, con la excepción de la 13ª, constituían lo que la Orden General de Operaciones número uno denominaba "Unidades Independientes".
Grupo de Exploración Nº 250.
Grupo Antitanque Divisionario Nº 250. Grupo de Transmisiones Nº250. Batallón de Zapadores Nº250.
La plantilla original señalaba la existencia de un Regimiento de Depósito fijo y de un Batallón de Depósito móvil. El primero correspondía al regimiento disuelto el segundo sin embargo, se conservó y como las restantes unidades independientes, pues éste también lo era, recibió el número 250. Batallón de Depósito 250.
El Regimiento de Artillería, como era costumbre en el Heer recibió la misma designación numérica que la División (250 Artillerie Regiment). Estaba compuesto por una Plana Mayor y cuatro grupos (uno pesado y tres ligeros) de tres baterías (con cuatro piezas artilleras cada una). A diferencia de lo que sucedía con la infantería su Coronel era a la vez, Jefe de la artillería divisionaria. La composición de la División se completaba con la existencia de varios servicios y de un cuartel General. Este último estaba compuesto por el Mando, al frente del cual se situaba el Jefe de la División, el Estado Mayor, dividido en cuatro secciones, distintos servicios entre los que se incluían varios intérpretes, una sección de Policía Militar y otra motorizada.



EL ESTADO MAYOR DIVISIONARIO 

La División Azul estaba plenamente integrada en la Wehrmacht. Era una unidad más del Ejército alemán. Esto; sin embargo no impedía que poseyera una serie de características propias que la diferenciaban de las restantes unidades del Heer.
Desde el punto de vista orgánico, que es ciertamente el que más nos interesa ahora, aunque muy semejante a cualquier otra unidad alemana presentaba algunas peculiaridades en su plantilla. En este sentido destaca sobre todo su Estado Mayor cuya organización y composición no se ajustaba al modelo alemán.
Entre la División Azul y el Mando Supremo de la Wehrmacht existía una Plana Mayor de Enlace alemana que funcionaba como centro de coordinación y comunicación entre el contingente español y el Cuerpo de Ejército al que éste pertenecía. Asimismo, este destacamento se encargaba de mantener continuamente informado al mando alemán de toda información concerniente a la unidad española. Además, debía cooperar con la División en todo lo que ésta solicitara y proporcionarle servicios de traducción.
El número de oficiales que componían el Estado Mayor de la División Azul era mucho más elevado que en el caso alemán. Los oficiales de Estado Mayor germanos constituían un cuerpo muy escaso debido a que su formación era larga y compleja. Por este motivo era muy normal que al frente de los Estados mayores de las divisiones alemanas hubiera un único oficial de ese servicio, el resto solía ser personal habilitado. En contraste el Cuartel General expedicionario español contaba con 54 jefes y oficiales.
Siguiendo el esquema habitual en el Ejército español, esquema que se inspiraba en el modelo francés, el Estado Mayor divisionario estaba organizado en cuatro secciones:
PRIMERA SECCIÓN, PERSONAL (IIaIIb y III en el organigrama alemán)

De ella dependían la instrucción básica y todas las cuestiones relacionadas con el personal: destinos, ascensos, altas, bajas, recepción de los nuevos remplazos, repatriaciones etc. También le incumbía la competencia en materia de justicia que se regía por el código castrense español y cuya administración dependía del Jefe de la División.
SEGUNDA SECCIÓN, INFORMACIÓN
(Ic en la organización alemana)

Se encargaba de la recopilación de datos sobre el enemigo y sobre la propia División. La información referida al personal de esta última la obtenía a través de un servicio de información interno denominado de "antiextremismo". Este servicio funcionaba dentro de cada regimiento y su labor fundamental a parte de elaborar informes sobre la moral y la disciplina de las tropas consistía en la localización e identificación del personal sospechoso por sus antecedentes o ideas. También correspondía a esta Sección la tramitación de los asuntos derivados de las recompensas por acciones de guerra: condecoraciones avances en la escala o simples citaciones en la orden del día. Los voluntarios de la División Azul por su carácter de españoles que combatían en las filas del Heer recibieron condecoraciones tanto del Ejército español como del alemán. La concesión de las primeras dependía directamente el Jefe de la División las segundas las distribuía el Mando alemán a propuesta del General español. 


TERCERA SECCIÓN, OPERACIONES. 

En el organigrama alemán el Jefe del Estado Mayor actuaba a la vez como Jefe de Operaciones. En el esquema español esta última jefatura era independiente y correspondía a la Tercera Sección que era la más importante de todas puesto que de ella dependía la planificación de las operaciones militares. Además se ocupaba de la instrucción de los batallones de reserva de la elaboración del Diario de Operaciones de la División y de la redacción de diversos partes a través de los que se mantenía continuamente informado al mando alemán de todo cuanto concernía al contingente expedicionario: actuaciones y situación de la División moral de las tropas existencias de material estado general de los efectivos, etc.
Díaz de Villegas señala que los documentos que llegaban a la Tercera Sección eran de todo género. Afirma, además que en esta Sección: "Las informaciones e instrucciones procedentes de los mandos superiores alemanes se traducían con claridad y se redactaban en perfecto castellano". Este último dato contrasta con la Orden General de Operaciones Número Uno en la que se establece que el único servicio de intérpretes con el que contaba el Cuartel General no estaba asignado a ninguna de las secciones, lo que hace suponer que ese servicio, aunque independiente, trabajaba íntimamente con la Tercera Sección y con los servicios de traducción que le proporcionaba la Plana Mayor de Enlace alemana.
Del conjunto de estos datos puede deducirse además que la Tercera Sección, era la que coordinaba el funcionamiento de las otras tres. Así, las órdenes e instrucciones procedentes del mando alemán, que llegaban al Estado Mayor a través del destacamento de enlace las recibía la Tercera Sección que las traducía y en función de su contenido las distribuía entre la restantes secciones. En cualquier caso se trata de conclusiones provisionales cuya comprobación queda pendiente de futuras investigaciones. 


CUARTA SECCIÓN SERVICIOS (la B en el organigrama alemán)

Controlaba el funcionamiento de los servicios de Sanidad, Veterinaria, Municionamiento, Correos, servicio Antigás e Intendencia. De este último dependían la "Pagaduría Divisionaria" y el suministro de víveres. Asimismo, la Cuarta Sección estaba encargada de tramitar siempre bajo las pautas que fijaba el O.K.H., todas las cuestiones relativas al vestuario de los divisionarios: definición y empleo de los uniformes distribución y reposición del vestuario (labor que realizaba a través del Servicio de Intendencia) reparación de las prendas etc. 

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