Dichato. En la Costa norte de la región del Bío-Bío.







Bahía de Dichato
Dichato es una aldea costera de 3.057 habitantes (Censo 2002) perteneciente a la comuna de Tomé, que se ubica a 40 kilómetros al norte de la ciudad de Concepción, en Chile.
Su geografía es una bahía muy cerrada, con aguas tranquilas pero muy frías, aptas para los deportes acuáticos, muy frecuentada en verano. Posee restaurantes de pescados y mariscos. Durante el resto del año su actividad principal es la pesca artesanal, con pintorescas embarcaciones.

De las variadas historias que e escuchado de este mágico lugar existe una que me a llamado mucho la atención. Es la de unos extranjeros llegados a estas costas al termino de la segunda guerra mundial estos alemanes se adaptarón y echaron raíces y muy luego el tiempo hizo olvidar la silenciosa llegada.
hace algún tiempo el diario Crónica de Concepción escribio sobre este tema. Aquí transcribo la historia.

Testigo asegura que Eichmann estuvo en su casa de esa caleta
La increíble historia del
submarino nazi en Coliumo
  • Una impresionante trama se tejió detrás del supuesto desembarco de nazis en las costas de Coliumo. Autoridades chilenas y argentinas anduvieron buscando submarinos en las costas del país a fines de la Segunda Guerra Mundial.


Paz Lilian Novoa sonríe coquetamente cuando se le pregunta su edad y sólo después de varios tiras y aflojas termina diciéndola.
Sentada en la terraza del cuidado restorán que posee en la caleta de Coliumo, recuerda con especial cariño al fallecido escritor tomecino Alfonso Alcalde. Fue él quien en 1992, en una serie de notas publicadas en "La Gaceta" del diario El Sur, dio a conocer la historia del supuesto desembarco de los tripulantes de un submarino nazi en Coliumo, al finalizar la Segunda Guerra Mundial.
No sólo el autor de la nota está muerto, sino también todos sus principales entrevistados, a excepción de Paz, quien no duda en asegurar que el mismísimo Adolf Eichmann, uno de los principales criminales de guerra nazi -que fue secuestrado en Buenos Aires por el Mossad, y luego ejecutado en Israel, tras un juicio- estuvo en su casa.
De acuerdo a Alcalde, los presuntos ocupantes del submarino eran jerarcas nazis que escaparon de Alemania tras la capitulación de ese país y que fueron ayudados por la numerosa colonia germana de Tomé y Concepción para instalarse en Sudamérica. Esta historia tenía como principal sustento a un testigo que él identificó como Gregorio Alvear, quien habría sido contactado por agentes locales del NSDAP (el partido nazi) de Tomé, en la fábrica de paños.

El inicio

-Tiene que haber sido a fines del 45, cuando yo tenía 9 años, cuando llegaron a mi casa varias personas alemanas, incluyendo mujeres. Ya venían de estar en algún lado. Dicen que estuvieron un tiempo en el fundo Pan de Azúcar, que en ese tiempo era propiedad de Otto Obermayer. Llegaron de noche y venían en bote desde Dichato. A mí me dio como miedo el acento que tienen, esa forma tan dura de hablar, y me escondí. Recuerdo sí que mi abuelita odiaba a los nazis y se enfureció cuando llegaron- cuenta.
La familia de Paz era propietaria de casi toda la caleta por aquellos años y por ello dice que es natural que mucha gente acudiera a visitar a su padre, pues era prácticamente una autoridad.
-¿A qué fueron estos alemanes a su casa?
-Lo ignoro. Lo único que me puedo imaginar es que lo hacían porque mi madre, que había sido educada en la Inmaculada Concepción de Talcahuano, hablaba inglés, y en ese idioma se podía comunicar con uno de ellos, que siempre usaba gabardina y sombrero, al que le decíamos "El Gringo". Pasaron varios años hasta que lo vi de nuevo.
-¿Cómo fue eso?
-Hacia el año 51 ó 52 debe haber sido, cuando hubo una escasez de mate. Acá, para la gente de la caleta, el mate era como el té o el café, y cuando se produjo esa situación la empresa que abastecía de mate le mandó una partida a mi papá, para que él la repartiera. Estaba en eso, afuera de la casa, y la gente se arremolinó. En ese momento apareció "El Gringo", que se enfureció al ver esto y comenzó a gritar y gesticular, causando mucho temor. Después él vivió por un largo tiempo en Dichato, en un hotel que quedaba en el sector Villarrica, pero de cuyo nombre no me puedo acordar. Eso sí, quedaba cerca del correo. Un tiempo después conocí a un joven ingeniero forestal que se fue a trabajar a Alemania y me empezó a escribir. Luego empezó a tratar de enseñarme alemán por carta. Me empezó a escribir frases mucho más largas cada vez y como ya no lo entendía muy bien, recurrí al gringo. Un día lo encontré en el correo de Dichato. El ya hablaba español y me reconoció, así es que le pedí que leyera la carta.

Eichmann

-La leyó, me la tradujo y luego le pedí que me ayudara a contestarla, y así lo hizo. Siempre andaba con su perro, un pastor alemán, y recuerdo que en el hotel el animal comía debajo de la mesa en que comía él.
-¿Cómo andaba económicamente?
-Tenía plata. Siempre andaba bien vestido y tenía para todo, por lo menos eso parecía, aunque no hacía nada para ganarse la vida. Yo escuché en ese tiempo que había una red de protección de nazis que funcionaba desde el sur del país, y que ayudaba a estos nazis de acá. Después de eso lo vi varias veces caminando, pero de pronto dejé de verlo. El 61 me casé y después supimos, por el diario, que un comando israelí había secuestrado a un tal Eichmann. Ahí fue cuando mi madre vio su foto y dijo "perro maldito", al reconocer que el sujeto que conocíamos como "El Gringo" era Eichmann.
-Pero usted dice que su madre lo recibía en su casa...
-Sí, pero lo hacía más que nada por temor, por miedo al rechazo que pudiera generarse si uno no los ayudaba. Sería como rechazar hoy en día a Osama Bin Laden.

Desembarco

-Usted era muy pequeña cuando esto sucedió. ¿Cómo supo del supuesto desembarco?
-Me lo contaron mis padres. Ellos dicen que el submarino estuvo bastante tiempo a la gira de la bahía, que es única en Chile tanto por la protección que brinda como por la profundidad de sus aguas. El buque dicen que estuvo harto tiempo detrás de Los Morros, esperando el desembarco, y los alemanes de Tomé contrataban botes que llevaban pertrechos al submarino. Finalmente, una noche decidieron desembarcar, con la ayuda de algunos pescadores. Es más o menos fiel a lo que le dijeron a Alcalde, aunque él exageró bastante mi testimonio. Un tiempo después de que lo publicó me lo pillé en la plaza de Tomé y le dije "¡te voy a matar por lo que escribiste, Alfonso!", y él me respondió "sería un honor morir en tus manos, Paz", y como una semana después se suicidó.

Los "U-bootes" que buscaban en el Pacífico y Atlántico


Varios meses después de terminada la guerra dos U-bootes -como designaban en alemán a estas máquinas- llegaron a Mar del Plata, en Argentina. Se trataba del U-530 y del U-977. En el caso del primero, siempre existieron muchas dudas respecto de la cantidad real de su tripulación, pues le faltaban varios botes salvavidas -que pudieron ser usados para desembarcar gente- y su capitán destruyó las bitácoras antes de entregarse.
Antes de eso, el 11 de mayo de 1945, un cable de la agencia UPI informó que un submarino alemán fondeado en Tocopilla se había rendido ante las autoridades de Iquique, pero nada más se escuchó del asunto.
El 22 de mayo, el jefe del estado mayor de Argentina, vicealmirante Hernán Vernengo Lima, informó al ministro de Marina de ese país que se había constatado la presencia de submarinos alemanes en el Atlántico sur, tratando de llegar a Japón, y el 30 de mayo los marinos argentinos informaron que la Armada chilena estaba ejerciendo vigilancia en el estrecho de Magallanes, por lo mismo.
Por su parte, Roland Newton, historiador canadiense que investigó el tema de los submarinos para la Ceana, argumentó en su informe que lo más probable era que la intención de los U-Bootes desembarcados en Mar del Platra era llegar a Chile, tras rodear el Cabo de Hornos.
En el sur del país, de hecho, existen múltiples testimonios de avistamiento, semejantes a los de Dichato, especialmente en las caletas de Bahía Mansa -frente a Osorno- y en los fiordos de Chiloé, pero esa es otra historia...

Canaris

Un elemento que además da mucha fuerza a todas estas historias es que el jefe de la Abwehr -servicio secreto exterior alemán- en la Segunda Guerra era Wilhelm Canaris. El era teniente del crucero Dresden, que fue autohundido por sus tripulantes en la isla Juan Fernández, en 1915, luego de enfrentar a la flota inglesa en las batallas de Coronel y de las Malvinas.
Tras ser rescatados por la Armada chilena, los marinos del Dresden fueron confinados en la isla Quiriquina, donde eran visitados todos los domingo por la comunidad alemana de Concepción, Tomé y Talcahuano. Precisamente gracias a esos contactos Canaris logró escapar de regreso a Alemania.
Ya como almirante y jefe del Abwehr, se dedicó -aprovechando los contactos que dejó por acá- a conformar un formidable servicio de espionaje nazi en Chile, que fue descubierto a partir de 1941 por el FBI e Investigaciones. El fin de este servicio de espionaje era conseguir información sobre las actividades de los aliados y radiarla a Alemania, además -según varios documentos- de conseguir información sobre todos los buques que zarparan de Valparaíso, Talcahuano y San Antonio con mercaderías destinadas a los países aliados, a fin de que los submarinos del Reich pudieran hundirlos.




Comentarios

Rex ha dicho que…
interesante algo debe haber, cuando el rio suena es que piedras trae
enola ha dicho que…
como ratas arrancando del barco. estos nazis parecian. interesante articulo
barney ha dicho que…
se tejieron muchos mitos... vaya uno a saber. de todas maneras interesante
verde ha dicho que…
Cuando niño escuche a mi abuelo algo de esto 8el trabajo en paños Tome).

Pero saber mas de esto es impactante.

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